miércoles, 4 de julio de 2012

Un vacío que llenar.


Crear una receta es casi como construir una relación.

Al principio no hay nada. Un vacío que llenar.

Está el lugar ahí dispuesto a recibir ingredientes y sabores, colores y aromas. A la espera de que una idea se transforme en acción, y que de la palabra se pase al hecho.

El concepto irá tomando forma a medida que la estructura del plato se vaya puliendo, entre prueba y error, entre sugerencias y resultado.

Se investigaran elementos nuevos, desconocidos hasta el momento, que aportaran características propias de la creación, pero nunca se dejaran de aprovechar los conocimientos adquiridos con anterioridad.

Cada parte proveerá de elementos esenciales, propios de cada individuo. Sin las partes es imposible el éxito del conjunto.

Luego de ensayada una y otra vez la receta se podrá llegar a una aproximación del resultado final, o mejor dicho, parcial.

Aquí es donde tomará parte la constancia y auto superación de cada persona. Cada cual con su responsabilidad deberá obrar por el beneficio del la totalidad.

Bon appétit.

La mesa ya está dispuesta a recibir la nueva obra que llega a este mundo.

Pero he de reconocer, que nunca pude reproducir día a día una receta igual a la otra, cada vez me gana la tentación de agregar un ingrediente nuevo, de cambiar una técnica o de quitar lo que sobra.  


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