jueves, 10 de marzo de 2011

Un camino hacia la mesa



Si me dan a elegir entre cocinar sólo para mí o cocinar para otra persona, elijo definitivamente compartir una comida con alguien que signifique algo más que estar simplemente  entre los amigos de facebook

No sólo compartir el momento final a la hora sentarse a probar los platos, sino el proceso.  El camino desde la cocina hasta la mesa puede convertirse en un gran momento. El paso a paso, la transformación, la espera, la sorpresa del agasajado/a, son en sí motivos de regocijo mutuo.

Es el coqueteo previo a un gran beso. 

Por eso creo que, si bien se suele esperar a la otra persona con los platos prácticamente listos, empezar a prepararlos en el momento de su llegada, mientras se descorcha un vino o se prepara un trago,  debería ser  un momento de distensión, de charla, de miradas cómplices y buen augurio para las horas posteriores.

Seguramente muchos se bloquean ante la dificultad de preparar una cena pomoposa y llena de firuletes, pero no hacen falta preparaciones kilométricas para agasajar a alguien. Sobra con saber combinar algunos ingredientes frescos, unas tostadas, algún fiambre ahumado, un buen queso, alguna crema de fácil preparación y unas copas de vino.
Para el resto hay de sobra libros, Web y programas de donde pueden sacar ideas y adecuarlas a sus gustos y necesidades

El momento del postre invita a cambiar de lugar, de ambiente, tal vez un patio, terraza, balcón o simplemente el sillón del living. Amerita preparar algunos tragos o servir ese lemoncello que tenemos guardado, cambiar de música, bajar las luces.

Hay recetas que a veces fallan…esta no es una de ellas.

Así que les planteo que para su próxima cita o encuentro entre amigos, se propongan compartir el coqueteo previo.

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